Este artículo ahonda en el sesgo de la ambigüedad y cómo nuestra preferencia por lo conocido sobre lo desconocido afecta nuestras decisiones. A través de ejemplos cotidianos y estudios, exploraremos las implicancias de este sesgo en nuestras vidas y cómo podemos gestionarlo. Descubre cómo identificar y combatir esta tendencia para tomar decisiones más informadas y abiertas.
¿Alguna vez te has encontrado en una encrucijada, teniendo que elegir entre un camino conocido y otro lleno de incertidumbre? ¿Por cuál te decidiste? Si eres como la mayoría, probablemente elegiste el camino conocido. Esta tendencia humana tiene un nombre en el mundo de la psicología: el sesgo de la ambigüedad. Y más allá de simplemente elegir caminos físicos, este sesgo juega un papel determinante en las decisiones cotidianas que tomamos, desde qué invertir hasta con quién salir en una cita. En nuestro viaje hoje, vamos a explorar las profundidades del sesgo de la ambigüedad, cómo afecta nuestras vidas y, lo más importante, cómo podemos gestionarlo para tomar mejores decisiones.
¿Qué es el sesgo de la ambigüedad?
En términos sencillos, el sesgo de la ambigüedad describe nuestra tendencia a evitar opciones, decisiones o situaciones donde la probabilidad de los resultados es desconocida. Es una especie de hermano del sesgo de aversión al riesgo, pero en lugar de evitar el riesgo en sí, evitamos la ambigüedad del riesgo. Imagina que te dan a elegir entre apostar en un juego de ruleta donde conoces las probabilidades y otro donde no las conoces. Aunque el riesgo sea el mismo, la mayoría prefiere el juego donde las probabilidades son claras. Eso, amigos míos, es el sesgo de la ambigüedad en acción.
Ejemplos del día a día
Para hacerlo más claro, pensá en cómo elegimos nuestras inversiones. Mucha gente prefiere poner su dinero en cuentas de ahorro con bajos intereses, sobre invertir en el mercado de acciones, simplemente porque el primero parece menos ambiguo. O cuando estamos en una fiesta y, en lugar de interactuar con nuevas personas, nos pegamos a nuestros conocidos. La raíz es la misma: preferimos lo familiar, lo conocido, porque nos da una sensación de control y previsibilidad.
Pero, ¿Por qué caemos en este sesgo?
Algunas teorías sugieren que este comportamiento viene de nuestros ancestros. En entornos salvajes y desconocidos, evitar la ambigüedad podía significar la diferencia entre la vida y la muerte. Nuestros cerebros, entonces, están cableados para preferir la seguridad de lo conocido. Aunque en el mundo moderno las amenazas han cambiado, esta programación primitiva sigue influyendo en nuestras decisiones.
La paradoja de la elección
Curiosamente, la abundancia de opciones en la vida moderna puede hacernos caer aún más en este sesgo. Barry Schwartz en su libro "The Paradox of Choice" argumenta que tener demasiadas opciones nos abruma y, para simplificar nuestras decisiones, tendemos a ir por lo familiar. Aquí entra en juego la paradoja de la elección: cuantas más opciones tenemos, más nos apoyamos en lo conocido para evitar la fatiga de decidir, reforzando así el sesgo de la ambigüedad.
Estrategias para manejar el sesgo de la ambigüedad
Entonces, ¿cómo podemos luchar contra algo que está tan arraigado en nuestra psique? Aquí van algunas estrategias:
Aumenta tu tolerancia a la incertidumbre: Esto no significa volverse temerario, sino estar más abierto a explorar lo desconocido y sentirse cómodo con cierto grado de incertidumbre.
Información es poder: A menudo, la ambigüedad disminuye con más información. Investiga, pregunta, busca datos. Cuanto más sepas sobre tus opciones, menos intimidantes serán.
Pequeños pasos: Si te enfrentas a una decisión importante y la ambigüedad te frena, intenta dividirla en decisiones más pequeñas y manejables.
Reflexiona sobre experiencias pasadas: Piensa en momentos anteriores donde optaste por lo desconocido y resultó bien. Usar esas memorias puede darte el empuje que necesitas.
Mentalidad de crecimiento: Carol Dweck habla sobre la mentalidad de crecimiento en su libro "Mindset". Adoptar una actitud de que puedes aprender y crecer de nuevas experiencias puede ayudarte a manejar la ambigüedad con más confianza.
Conclusive Thoughts
Al final del día, el sesgo de la ambigüedad es solo eso: un sesgo. Una tendencia que podemos reconocer y manejar. Con un poco de esfuerzo consciente y algunas estrategias bajo tu cinturón, puedes aprender a tomar decisiones más informadas y abiertas, incluso frente a lo desconocido.
Y en tu vida diaria, ¿dónde has visto el sesgo de la ambigüedad en acción? ¿Cómo lo has enfrentado? La próxima vez que te enfrentes a una decisión con un borde de incertidumbre, recordá este viaje que hemos tenido hoy y quién sabe, quizás elijas el camino menos transitado.