Imaginate por un momento que tu vida es una película. En esa película, obviamente, vos sos el protagonista. Todo lo que pasa, de alguna manera, gira alrededor tuyo, ¿correcto? Bueno, aunque en la pantalla grande eso pueda ser cierto, en la vida real esa percepción puede llevarnos a caer en lo que se conoce como el sesgo de la autocentralidad. Hoy, vamos a explorar juntos qué es este sesgo, cómo nos afecta y qué podemos hacer para no dejar que nos juegue en contra.

¿Qué es el sesgo de la autocentralidad?

El sesgo de la autocentralidad es una tendencia innata a sobreestimar nuestra presencia, importancia o impacto en diversas situaciones o en la vida de otras personas. Es pensar que somos el centro del universo sin siquiera darnos cuenta de ello. En términos sencillos, es como usar anteojos con un filtro "yo" que colorea y distorsiona nuestra percepción de la realidad.

¿Cómo nos afecta?

Relaciones personales

En nuestras relaciones, este sesgo puede hacer que interpretemos comentarios, acciones y situaciones de manera que siempre tengamos un papel central. Por ejemplo, si un amigo llega tarde a una cita contigo, podrías pensar que lo hizo a propósito o por falta de respeto hacia vos, cuando en realidad podría haber tenido un contratiempo completamente ajeno a tu persona.

Trabajo y equipo

En el ámbito laboral, el sesgo de la autocentralidad puede llevarnos a sobrestimar nuestra contribución a un proyecto grupal o a creer que los logros del equipo son, en su mayoría, gracias a nosotros. Esto puede causar fricciones y disminuir la cohesión del grupo.

Percepción de eventos globales

Incluso a nivel global, podemos caer en este sesgo al pensar que grandes eventos tienen un significado o consecuencia directa y única para nosotros. Por ejemplo, interpretar cambios políticos, económicos o sociales únicamente en función de cómo nos afectan personalmente, ignorando su impacto colectivo.

Estrategias para mitigar el sesgo

Práctica de la empatía

Intentar ponernos en el lugar de los demás es una poderosa herramienta para contrarrestar este sesgo. Al comprender las motivaciones, circunstancias y sentimientos de los otros, podemos ver más allá de nuestro filtro personal y apreciar una visión más amplia de la realidad.

Desarrollo de la autoconsciencia

Ser conscientes de nuestras tendencias a autocentralizarnos nos permite cuestionar nuestra primera reacción ante varias situaciones y evaluar si estamos cayendo en este sesgo. Preguntarnos "¿Estoy viendo esto solamente desde mi perspectiva?" puede ser un buen punto de partida.

Buscar perspectivas alternativas

Antes de sacar conclusiones, busca activamente otras interpretaciones de la situación. Habla con las personas involucradas, investiga, y recuerda que hay tantas versiones de la historia como observadores.

Mantener un diario de gratitud

Sí, puede sonar cliché, pero llevar un registro de las cosas por las que estás agradecido cada día te ayudará a valorar las contribuciones de otros a tu vida y a reducir el enfoque en ti mismo.

Conclusión

Aunque es natural verse a sí mismo como el centro de su propio universo, el desafío radica en no dejar que este sesgo nuble nuestro juicio y afecte negativamente nuestras relaciones y decisiones. Al ser más conscientes de este sesgo y emplear estrategias para mitigarlo, podemos desarrollar una narrativa personal más equilibrada y enriquecedora, tanto para nosotros como para quienes nos rodean.

¿Y vos? ¿En qué situaciones has notado que el sesgo de la autocentralidad influye en tu percepción?

La próxima vez que sientas que el mundo gira alrededor tuyo, recordá, todos somos protagonistas de nuestra película, pero compartir escena enriquece mucho más el guión.